El Camino de Santiago Primitivo atraviesa el concejo de Salas y nuestra parroquia de Santiago de Villazón de este a oeste. Los que vengan de pernoctar en los albergues de Grado, Cabruñana, San Juan de Villapañada o Cornellana entrarán en Villazón viniendo de Santa Eufemia y llegando a Llamas, aldea de nuestra parroquia.

Atravesando la cantera de Llamas, se sigue por Villarraba y se llega a Quintana, donde está la Fuente de Santiago a la vera del Camino y debajo de la Iglesia Parroquial consagrada al apóstol. En esa fuente, además de agua. hay una mesa y bancos donde descansar. A continuación, y unos cuantos cientos de metros mas allá, una vez pasado El Mexil y el puente de acceso a la cantera, está la Fuente Caliente donde también el caminante encontrará agua fresca y un refugio metálico obra del escultor Legazpi, donde se puede parar de nuevo. Nada mas pasar la fuente, el camino asciede a la izqquierda unos cincuenta metros y luego gira , en la señal, a la derecha internándose en un hermoso bosque desde donde se oye el rumor del rio Nonaya que discurre por abajo. Así llegará hasta un puente donde se entra ya en Zorrina, saliendo ya de nuestra parroquia.

Aconsejamos siempre a los peregrinos que sigan esta ruta y no vayan por la carretera nacional, mas peligrosa, sin arcenes, sin sombras y con el suelo mas duro. Desgraciadamente, a veces, personas bienintencionadas, les recomiendan la carretera, decisión equivocada. pues además de cansarse mas, de sufrir mas en los pies y de correr mas peligro, no disfrutarán de las bellezas que les hemos descrito.

 

Capilla de los Dolores. Llamas

Capilla de Los Dolores

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Por la vega de Villazón en Febrero de 2013

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Iglesia parroquial

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Fuente de Santiago

Febrero 2013

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2017

 

Fuente de Santiago. Junio 2017

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Fuente Caliente

Abril 2017

Villazón. Dibujos de Folgueras 001

Fuente Caliente. Dibujo de Folgueras

 

Refugio de la Fuente Caliente. Obra de José Legazpi

Refugio de la Fuente Caliente. Obra de José Legazpi. Noviembre2012

 

Al llegar a este punto, pasada la Fuente Caliente y antes de pasar el puente, antes de la casa ruinosa llamada Ca Melín, hay que tirar a la izquierda, como indica la señal. (Foto de Noviembre 2012)

059IMG_6582 Camino de Santiago y Caleya. Bifurcación.

Abril 2017

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CITAS Y REFERENCIAS EN LIBROS Y ARTICULOS

Reproducimos el artículo  del escritor Don Ignacio Gracia Noriega, fallecido en 2016, en el que describe el Camino desde Grado a La Espina.

Publicado en La Nueva España el 10 de Julio de 2010

Ignacio Gracia Noriega
DE GRADO A LA ESPINA
El peregrino se dirige a la Cabruñana, desde donde se divisa uno de los más bellos
panoramas de Asturias, y luego prosigue al encuentro con la historia
A la salida de Grado se alzaba una cruz indicando que el camino sigue; por ella, a este barrio antiguo se le llama de la Cruz. Marchando hacia el Oeste se encuentra el lugar de Lapañada o San Juan de Villapañada, donde, según Uría, había un viejo caserón conocido por Venta del Cuerno, en el que reposaban los caminantes.
El curato de Villapañada perteneció a la Orden de San Juan de Jerusalén, que poseía bienes en los concejos de Grado y Candamo, hasta comienzos del siglo XIX. El hospital es anterior al año 1309, en que «María Pelayz freia de San Juan de Leñapañada» hizo una fundación.
La subida al alto de la Cabruñana, de 275 metros, se hace por una carretera empinada, de muchas curvas y abundante tráfico. El valle del Nalón, con el caserío de Grado en medio, va quedando a nuestra espalda y a nuestra derecha. El camino no coronaba la Cabruñana, sino iba al Sur, por el lugar del Fresno, conservándose todavía algunos trozos de calzada empedrada en descenso hasta Santa Eulalia de Doriga. Uría comenta que desde Cabruñana se divisa uno de los más bellos panoramas de Asturias. Los caseríos se distribuyen por el alto y se aproximan al borde de la carretera. En un prado, a la entrada, hay una casona de piedra con corredor y palomar. Al borde de la carretera se suceden dos bares muy concurridos. El restaurante Ana ofrece sabrosa
cocina casera y su dueña, amable conservación. Este alto divide aguas hacia el Nalón y el Narcea, y en el aspecto histórico y político era el límite occidental del territorio gobernado por el conde Suero Bermúdez, uno de los magnates principales de Alfonso VII.
La carretera desciende hacia la cuenca del río Narcea entre prados y los rojos tejados de los caseríos, que abren una amplia perspectiva hacia el Norte y hacia el Oeste, con fondos de bosques y colinas alargadas. En La Rodriga se entra en el valle y más allá nos detiene la encrucijada de caminos que distribuye las rutas de la Asturias occidental por esta parte: al Sur, Belmonte y Somiedo; al Norte, Pravia, donde los ríos Narcea y Nalón
se juntan, y al Oeste, Cornellana, Salas y el puerto de La Espina.
Esta encrucijada también lo es del Camino. Se puede seguir al Norte, hacia la costa, por Pravia, Soto del Barco, Muros de Nalón, Cudillero, Artedo, Soto de Luiña y Canero, con salida a Ribadeo, o seguir por el interior, hasta Lugo por Fonsagrada. Quien siguiendo el camino del interior desee rectificar aún puede volver hacia la costa en La Espina.
Cruzamos el río Narcea por el puente que da entrada a Cornellana, sucesor de otro puente antiguo, a cuyo lado hubo una hospedería en el siglo XVI. Cornellana, de evidente raíz latina, se extiende a lo largo de la carretera haciendo una pequeña curva en el centro. En tiempos fue el gran centro salmonero de Asturias, del que permanece una hostelería importante. «Grana» dio fama a unos suavísimos bocadillos de carne y a unas fotografías del anterior jefe del Estado pescando salmones que adornan sus paredes; «La Fuente», ya casi en la salida, tiene un comedor grande que se abre a un jardín. De aquí es María Eugenia Yagüe, amiga desde hace medio siglo, magnífica compañera de carrera, capaz de conseguir algo que parece imposible: actuar con
elegancia en un tipo de programas en los que brillan la Patiño, la Belén Esteban o el Mariñas. Y es que con clase y dominando el oficio se puede salir airoso de trances difíciles.
El monasterio de Cornellana famoso se encuentra al final de una calle que se desvía a la izquierda desde el centro de la población. Es fundación de la Infanta Cristina, hija del rey Bermudo III y de su primera mujer, doña Velasquita, en el año 1024, sobre los restos de una villa romana perteneciente a un Cornelius, cuyo nombre perdura en el topónimo. Perteneció a la orden de Cluny por donación de Suero Bermúdez en 1122. Uría apunta que «es el único cluniacense que existió en Asturias, siendo en cierto modo significativo su emplazamiento en el Camino de Santiago, dada la preocupación que por el fomento de la peregrinación compostelana parece haber distinguido a aquella orden monástica». Cuatro años después de su fundación, Alfonso VII hizo a Cornellana coto abacial, pasando sus vecinos a depender del abad. Es malo que el amo esté a pie de obra. La Administración, cuanto más lejos esté de los administradores, mejor. Por eso soy partidario del Rey antes que de los subalternos y encuentro abominable el moderno sistema autonómico, que es inútil salvo para marcarnosde cerca.
La fachada del monasterio tiene aire palaciego. «Dos largas alas destacan un bello cuerpo central -escriben Luis Antonio Alias, Luis Montoto y Gaspar Meana-. La puerta y balcón principales, flanqueada la primera por columnas de fuste estriado y el segundo por columnas de fuste torneado, rematan en frontón con gran escudo».
A partir de Cornellana, entrando en el valle del Nonaya, afluente del Narcea y río que recorre Salas, los hórreos se elevan sobre las casas a modo de tejado o sobre plataformas de piedra. La franja de esta ribera es estrecha y se aprovechaba el terreno para los pastos y los cultivos, concentrándose de la manera más eficaz los espacios destinados a habitación y almacenamiento. En Villazón hay puente de piedra y monasterio de Santiago, y empiezan a verse sobre las colinas, como monstruos antediluvianos, los primeros molinos eólicos: esa especie de coartada ecologista que tanto afea los hermosos paisajes del occidente astur. Las obras de la carretera amargan los días de mis amigos Yago Vigil y Juanito Arango, que tienen por aquí una buena casa llena de libros, cercada por detrás por las obras y por delante por una cantera.
Otro pueblo del camino es Casazorrina, cuyo nombre le hacía mucha gracia a María Eugenia Yagüe, y poco después está Salas, una de las villas monumentales de Asturias, apoyada en las estribaciones de La Espina y abierta hacia levante por el valle del río Nonaya. De Salas es mi buen amigo Juan Velarde, y su segundo apellido, Fuertes, figura en los rótulos de algunos comercios. El aspecto urbano de la villa es considerable, pero sobre todo impone su zona medieval, compuesta por una trinidad armónica de iglesia, castillo y palacio. La iglesia está abierta, vacía y en penumbra, por lo que el majestuoso panteón de alabastro del arzobispo don Fernando Valdés, lo mismo que las figuras orantes de sus padres, a ambos lados del altar mayor, sobrecogen. El monumento funerario es obra de Pompeyo Leoni, y su traslado hasta Salas revistió aspectos épicos. Uría recuerda que en este lugar cometió sacrilegio el peregrino genovés Bartolomé Cassano. El paso del tiempo ha dado al alabastro una tonalidad de fotografía antigua. En su hornacina, arrodillado y con las manos juntas, el gran inquisidor ora eternamente.
Tan próximos los tres edificios, la iglesia, el palacio y el torreón, constituyen un conjunto único en el norte de España. El torreón está construido sobre el «castello antiguo» nombrado en un documento de 1120 y es obra magnífica, de estupendos canteros que sabían emplear la plomada.
A la salida de Salas, La Peña está ya en la ladera, y más arriba Porciles. Ascendemos la sierra de Bodenaya, que se corona en una explanada abierta a todos los vientos, sobre la que se asienta el pueblo de La Espina: una calle recta, con casas a ambos lados, algunas de aspecto urbano, con varios pisos, que termina en la división de caminos hacia Tineo y el que desciende hasta Canero por una carretera de muchas curvas, aunque muy mejorada. En Canero, los peregrinos podían unirse a los que venían desde Cudillero por Artedo, Soto de Luiña y Las Ballotas, y que fue el itinerario seguido por Antoine Lalaing, señor de Montigny, y por Bartolomeo Fontana. Al fondo, cerrando el horizonte, se distinguen las cumbres nevadas de la cordillera. A Uría, esta
meseta, que califica de desolada, le recuerda la llanura castellana, aunque en otro tiempo estuvo cubierta de bosques. Tolivar Faes deduce dos hospitales en La Espina, uno dependiente del arzobispo de Santiago y el otro fundación de don Fernando Valdés. Podría tratarse el primero de la malatería de Bazar. Nada queda de ambos.
Una imagen de San Lázaro conservada en la iglesia parroquial fue despedazada durante la guerra. Según Tolívar, la gente devota llevaba agua ante esta imagen para usarla como medicina, pero no pudo averiguar su modo de empleo.
La Nueva España · 11 julio 2010

http://www.ignaciogracianoriega.net/epc/20100711.htm

 

Libro de Antonio Garcia Miñor «DE SAN SALVADOR DE OVIEDO A COMPOSTELA. Andar y ver por el camino de los peregrinos» publicado en 1965 por el IDEA (Instituto de Estudios Asturianos) en el Capítulo IX y en las páginas 59 y 60 tras pasar Cornellana aparece esta cita:

Y entramos andando a buen paso por el rico valle del Nonaya a cuya orilla va el camino de hoy y acaso iba el de la antigüedad. Pasamos por el pueblecito de Pinedo, un poco comprimido entre alturas montuoas. Y a la izquierda, una capillitamoderna y pretenciosa, muestra su airecillo gótico arcaizante, anulado por el encalado de los muros.

Y un poco mas allá entramos en Villazón.

Al llegar junto a una casa, en cuya planta baja hay un establecimiento, un grupo de hombres nos miraban curiosos al pasar. Entonces el hermano anciano, el de los pies descalzos y la barba blanca, deteniendose ante ellos, gritó con énfasis:

_ «Aun resuenan en el tiempo

      que de fundamento son. . .»

Y los paisanos, a coro de voces graves y con gran energia, gritaron con alegre expresión de humor, el tercer verso del blasón:

_ » ¡ Adelante Villazón ! «

y como si se hubiese cumplido con un rito muy esencial, seguimos marchando los peregrinos entre comentarios de los más sorprendidos por el certero e impremeditado responder de los paisanos.

Villazón es un pueblecito pintoresco extendido a lo largo de la carretera y trepando por las alturas suaves de ambos lados del camino. A la izquierda tenemos el rio otra vez, que se había alejado un gran trecho, y sobre él un puentecillo de piedra que pasa sobre los espumarajos de lo que parece una empresa molinera.

Allí mismo, una casa rústica ofrece un gran sabor antiguo. Y trepando por la ladera de la margen derecha hasta una pequeña altura inmediata, airosa y llena de encanto está la iglesia, de traza románica simple, con gran espadaña, rodeada y arropada por las casas de los paisanos que parecen vivir en esa paz virgiliana que muestran siempre los campos de Asturias bajo el sol.

 

Libro de Alberto Polledo: Buen camino. De Oviedo a Santiago tras los pasos de Alfonso II. KRK Ediciones 2012

pags. 53 y siguientes. 2. Cornellana -Tineo

El peregrino dirige sus pasos por la carretera general hasta Espinéu. La mente del peregrino evoca un flash, como un cortometraje mínimo con aroma a chamuscado, cuando contempla el edificio de dos plantas que está junto al desvío de Llamas y por su cerebro desfilan las escenas de aquella tarde; sería en la década de os cincuenta, un grupo de niños, entre los que él se encontraba, ascendieron hasta aquí en bicicleta para contemplar como ardía la casa. Claro que nunca pensaron que la Guardia Civil nada mas verlos los iba a incorporar a la hilera de hombres, mujeres y niños que, desde el rio Nonaya hasta las inmediaciones del incendio, se pasaban los cubos de agua en fila india para apagarlo. Fue su primer servicio a la comunidad.

También dicen que el fuego en el cielo al ocaso presagia buen tiempo. No hay duda, porque los jirones anaranjados que se colgaban ayer del astro rey no solo lo enmarcaron de belleza extrema en aquel momento, sino que parieron un dia redondo, tanto que no hay una sola nube en el horizonte. Por las dos tetas cabalga el peregrino; así se conocen dos prominencias montañosas gemelas sobre las que se recuesta el pueblo de Llamas: desde la lejanía, copn un poco de imaginación, hasta entrevé lo pèzones.

El rio Nonaya, que acompañará al peregrino hasta las cercanías de Bodenaya, nace en las alturas de Breañameana y desemboca en el Narcea a la altura del monasterio. Tiene un buen caracter y es un poco vergonzoso. Al menos síntoma de crecida oculta su caudal tras un manto de turbio lodo. A veces, muy pocas, harto ya de tantas agresiones: cantera de áridos,minas de caolín, residuos urbanos e industriales, mas las obras de la autopista, llega a incomodarse e intenta acabar con todos estos males saliéndose de madre. De poco le vale porque de año en año se le multiplican los estertores. Las anguilas ni existen, de truchas vale mas no hablar; el cauce agoniza y las márgenes son puro estercolero. El entorno aemeja un paisaje lunar. Por todas estas razones el peregrino lo observa con pena; a la postre es un compañero de viaje. Cuantas historias guardará en la memoria; cuantos secretos de amor, pasion, celos, lujuria y envídia habrá atesorado en su archivo.

Por eso el peregrino, cuando toma el ramal y se aleja de la carretera, tuerce el ceño y también la vista para no ver la cantera que crucifica el camino. Por eso el peregrino, en esta hora temprana , se concentra en el canto de mirlos, jilgueros y raitanes. Por eso el peregrino escucha el murmullo estridente de los grillos y el rumor de la brisa, en lugar del rugir de la maquinaria que atruena los oidos. Por eso el peregrino cierra los ojos y aspira la fragancia primaveral. Por eso el peregrino, gracias a los latidos de la naturaleza, prosigue risueño el viaje. En estos tiempos que nos toca vivir, hay que hablar, con mucha tristeza porque estan desiertos, de la soledad de los pueblos. Las campanas de las iglesias hace años que enmudecieron: ni tan siquiera repican a muerto porque las aldeas ya no palpitan. Las antiguas escuelas o estan en ruina o se vendieron al mejor postor. Ya no hay niños, ni amores, ni rencillas. Ni un solo perro que ladre al viajero. Los horreos guardan bajo su estructuira aperos de labranza inservibles, Son piezas de museo: telarañas ortigas y arbustos se han apoderado de ellos. Ni las mismas golondrinas se atreven a anidar cerca de las colondras.

Por eso el peregrino cuando pasa cerca de Llamas y La Quintana, se desvía de la ruta para acercarse a ellos. Que dolor, las casas estan en ruinas o rehabilitadas como vivienda de fin de semana o veraneo. Las cuadras cerradas a cal y canto ni se acuerdan del aliento de los terneros ni del olor de la leche recien ordeñada. Los gallineros en ruinas, las tenadas vacías. No hay con quien conversar. Delante de uno de los edificios hay un automovil rojo aparcado. Lo mismo da porque el personal brilla por su ausencia. Como mucho descorren con timidez un visillo y, sin dar la cara, te observan tras los cristales. Menos mal que el segundo de los pueblos, cuando pasa cerca de una panera, se le acerca un paisano recién afeitado, con boina negra, camisa blanca sin abrochar en el cuello, sonriente y apoyado en un bastón, con ganas de conversar. Escucha un transistor de mediano tamaño, con una antena a media asta, colocado sobre un pegollo, en el que oye, quizás le sirva de compañía, la letanía interminable de unos tertulianos.

_ Buenos dias _ saluda el peregrino.

_ Nos de Dios_ mientras amenaza con una vara de avellano a un malhumorado y viejo can, hijo de treinta leches, que enseña los dientes al visitante.

_Hoy va a calentar el sol como si fuera verano. ¿Hacia donde dirige usted sus pasos? Pero, venga para acá, descanse un rato a la sombra y beba un poco de agua, que esta bien fresca y sin contaminar. La traemos desde el manantial de Fonfría, allá en lo alto del monte Picaroso_a la vez que con el palo señala en aquella dirección.

_Marcho hacia Santiago siguiendo el Camino Primitivo, Hoy quiero llegar hasta Tineo. Mañana hasta la Pola de Allande_le explica el peregrino mientras rellena de agua el camello de la mochila.

_Por cierto_prosigue_esto era tierra de frutales; había buenas pumaradas de manzana francesa, reineta y mingán. Por los alrededores de las viviendas abundaban perales, ciruelos, cerezos, melocotoneros, guindales. . . ¿Que ocurre para que ya no se ve un solo injerto y los árboles que se sostienen en pie parecen heridos de muerte?

_La contaminación brutal de la térmica de Soto de la Barca y el polvo de las canteras acaban con ellos y, lo que es peor, los jóvenes no quieren saber nada de ello. Prefieren comprar la fruta en la tienda que plantarlos y cuidarlos. En esta casa, mientras yo pude con los pantalones, todos los años hacíamos sidra. Bien buena que estaba y como refrescaba aquellos dias calurosos de julio cuando después de segar y esmarañar la hierba nos sentábamos a tomar un culín y echar un bocado para reponer fuerzas.

El peregrino no olvida que la jornada es larga y el sol va a ser de justicia. Hay que reanudar la marcha. Estrecha la mano callosa y todavía fuerte del campesino que al adiós del peregrino responde con un afectuoso «¡buen camino!».

Villazón riega sus huertas y sus vegas con las aguas del Nonaya, cauce que abraza por ambas orillas. No sabe el pregrino a que prestar atención, si a la fachada barroca de la pequeña iglesia de Santiago, edificada en un suave promontorio, o sl desastre ecológico que al otro lado de la carreterapropicia la construcción de la nueva autovía.. Quizás con el ensanche de la calzada antigua y la eliminación de algunas curvas fuese sufiiciente para agilizar el tráfico, aunque estamos en la época de las prisas para llegar a ningún lado. como mucho adelantar unos pocos minutos para tomar un café. Si así se hubiera hecho, el coste ambiental y económico sería la milésima parte. A lo mejor esa due la razón oculta.

El bosque de ribera que sombrea la ruta cobija la algarabía de las aves menudas. Las torcaces, posadas en la umbría, desgranan el monótono reclamo amoroso. Un corzo escapa, mostrando la flor del trasero sin mayor prisa, ocultándose en la arboleda, ante la presencia del peregrino que ahora avanza por terrirorio de manantiales. Primero se topa con la fuente de Santiago; un poco mas adelante con la de Fuente Caliente. Precioso rincón el de esta última si no fuera por el abandono que demuestra y el oxidado mostrenco metálico que, a modo de bancos enfrentados, se alza a la diestra de la fuente.

…   …   …   …   …   …   …   …   …   …

Se pregunta el peregrino, ahora que tiene al alcance la villa de Salas, que tendrán estas tierras para estar habitadas desde el neolítico. Mas tarde deseadas y dominadas por Roma. que extrajo de sus entrañas una ingente cantidad de oro mediante tecnicas de laboreo en roca y canales excavados para el lavado que todavía se aprecian en Ablaneda y Godán. Puebla de riquísimas vegas, patrimonio ambicionado por nobleza, e Iglesia durante la Edad Media, causa de numerosos conflictos.